No se trata de tomar las armas, sino de tomar la palabra

Después del amor, lo más dulce es el odio.

¿Una revista?

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Odiotomía

En el nazismo, por ejemplo se busco aumentar el odio que la sociedad alemana ya tenía hacia el judío y eso llevo a una matanza de enormes proporciones.

martes, 6 de noviembre de 2007

Fiestas de Independencia


Noviembre es sinónimo de fiesta para cualquier Cartagenero, durante este mes las comparsas inundan las calles, los tambores resuenan en el cielo y las iguanas, babillas y loros acompañan al cabildo no “jurídico” sino carnavalesco.

Estas fiestas son celebradas en memoria de un significativo hecho para la historia de la ciudad y del país entero, en el cual perdieron la vida muchos patriotas por la añoranza de libertad, aunque hoy en día algunos mueren apuñalados en el calor de la celebración.

Hacía comienzos del siglo XIX cuando se reinstauraba el nuevo presidente de la Junta Suprema de Gobierno, el señor José María García Toledo. Quién habiendo librado una pugna política con Gabriel Gutiérrez de Piñeres, hombre querido por el pueblo, logró acceder a la presidencia. Esta elección dejó a un hombre poderoso y lleno de ideales independista con sed de lucha.

Así que Piñeres animó al pueblo a derrocar el actual gobierno, fiel a la corana española, para que se instaurara un bando juramentado, declarando la independencia absoluta.

Personas de toda clase saquearon la plaza de la aduana y se armaron, luego irrumpieron en el Palacio de Gobierno y lograron sofocar a los altos mandatarios. El barrio Getsemaní quién fue testigo de todo cuanto se vivió en ese momento, fue invadido por cientos de miles que esperaban con ansiedad la afirmación, oficial, de los rumores que recorrían los siete barrios de la ciudad.

Algunos ansiosos por escuchar noticias de personas cercanas a la situación, fueron acribillados por las milicias, que estaban enloquecidas buscando calmar la situación, pero fue inútil.

El palacio de Gobierno estaba inundado de personas armadas y enardecidas, calles ensangrentadas y algunos ya celebraban sin saber en realidad lo que estaba sucediendo.

Al caer la tarde con la firma final de Toledo, se ordenó la formación de un bando de guerra, la presencia del cabildo mayor de Getsemaní y Santa Catalina además de una comisión especial de Gobierno encabezada por Piñeres.

Los integradores del bando gritaron por las calles del centro amurallado las arengas de independencia, con siete disparos de fúsil en muestra de fuerza y valor del nuevo Gobierno local.

El cabildo encargado de comunicar la noticia a sus protegidos “al pueblo” organizó una comitiva encargada de recorrer calle por calle gritando la nueva noticia anunciando cambios y mejoras.

Esto motivo de celebración y festejo entre los maltratados y viciados habitantes de los barrios marginados de la ciudad quienes añoraron nuevas formas de vivir y un mejor mañana.

Así año tras año para la fecha, se organizaba un desfile por la ciudad, luego se leía un discurso en el que se recordaba el nombre de los héroes de independencia.

Mientras las altas clases sociales organizaban fiestas de salón con bailes al acorde del piano.

A partir de 1933 se celebró por primera vez el “desfile de las diosas” que años mas tarde sería el concurso nacional de belleza, reemplazando por varias fechas las fiestas de la independencia.

Pero que fue recuperado por estudiosos de las áreas de historia y académicos.

Así es que actualmente celebramos ambas fiestas juntas, algunos sin saber que dicho reinado fue organizado para borrar rastro de las fiestas de independencia y los nombres de sus héroes, por ser considerada una forma de resentimiento hacía España. Otros por el contrario acompañan ambos festejos como muestra de la capacidad de adormecimiento de los Cartageneros a las heridas y ofensas de sus agresores colonialistas y empresarios políticos hambrientos.

Hoy en el auguro de las fiestas de la independencia y bajo la seña de juicio de los únicos testigos de estos hechos, las paredes del barrio getsemaní y las calles del centro de la ciudad.

Se vaticinan 196 años de independencia y valdría la pena evaluar las condiciones económicas y sociales de la ciudad. Debemos preguntarnos de qué fue que nos libraron nuestros antecesores y si ellos se imaginaron “la Cartagena del mañana” cómo es hoy.

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